No existe el destino,
es la suerte el camino,
la senda que nos marca
los días que vivimos.
Podemos hacer el intento
de variar lo que pasa,
sería provocar extrañas
consecuencias trágicas.
Nada nunca cambia
en su circunstancia,
todo tarde o temprano
de alguna manera pasa.
Lo único que se puede
para mitigar la esperanza
es aceptar con entereza
que no somos nada.
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