Un aire de luz entra
por las ventanas somnolientas,
iluminando suavemente
las paredes de la casa vieja.
Aquellos muebles
de antigua madera,
aquellos mismos retratos
que en silencio esperan.
Y casi se pueden oír
las voces que en un pasado eran
de la casa la alegría,
de la casa su esencia.
Pero ahora sólo existen
en el mismo lugar
pretéritas ausencias,
sonrisas que morirán
una mañana cualquiera.
Pero ahora simplemente
los años son una queja
que de antigua refleja
la fiel imagen de la historia
de cosas muy viejas.
* (Año 2000)
lunes, 19 de mayo de 2008
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