Paredes altas, muy altas,
forman esta gran muralla.
No puedo saltarla, volar sobre ella,
hacer un túnel que me lleve lejos.
Soy un prisionero en esta cárcel
de distancia y tiempo.
Con cada día pasado empeora
mi estado de desconsuelo.
No consigo nada nuevo,
salvo perder más lo que poseo.
Los ladrillos del muro
son macizos como rocas
y mis manos están rotas
pues socavarlos no puedo.
Golpear con todas mis fueras
ha sido la razón de mi desvelo.
Intentar atravesar el cerco
imponente de tu silencio.
Es la razón de mis razones
para seguir escribiendo.
Aunque nunca leas mis palabras,
ni cambien tus sentimientos.
viernes, 23 de mayo de 2008
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