Siempre voy a recordarte
cuando vea la luna brillante
en las noches aquellas.
Cuando la brisa llega
con su suave susurro
y las ramas del rosal mueva.
Un aroma muy dulce llena
los espacios que vacíos quedan
después de tanta belleza.
Simplemente porque te llevas
contigo todo cuanto puedas,
la luz, la alegría, la belleza.
Me dejas este hastío
estas ganas de encontrarte
donde quiera que sea.
Aunque aún no pueda vencer
las barreras de la muerte,
pronto iré contigo
para, al fin, poder verte.
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