De tus manos nacen gorriones
que vuelan en el cielo de tu alma;
sonríes y es un mar de calma
el remanso de tu mirada.
Tu cintura tiene el talle perfecto
para la medida de mis deseos;
mis manos disfrutan la gracia
de acariciar la tibieza que emanas.
No necesito aquí más nada
que un abrazo infinito, un beso.
tal vez aquellas mismas palabras
tan viejas y siempre renovadas.
Que esto es la poesía,
que ser poeta significa la maravilla
de colmarse de la dulce dicha
de despertar contigo en la mañana.
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