Me quedé dormido en esta vida,
con todos mis sueños quebrados.
Inmóvil, quizás esperando un cambio,
como si dependiera del destino
mi suerte en pedazos.
Como si lloviera del cielo
todo lo que requiere un esfuerzo
llegara solo, sin esperarlo.
Pero me di cuenta un día,
de repente se abrieron mis manos.
Que no puedo quedarme quieto,
que el tiempo se está yendo
y no quiero morir sin intentarlo.
Ahora estás conmigo y siento
que todo lo puedo que todo lo valgo.
Que las respuestas están en el trabajo,
como un Cándido (el de Voltaire)
que regresa a su mundo
y lo convierte, gana la paz
con el esfuerzo cotidiano.
martes, 24 de marzo de 2009
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