Si te quedas esta noche
pondré estrellas nuevas en el cielo,
una luna más grande para que brille
como tus ojos que tanto quiero.
La casa se llenará de luceros,
en el techo serán faros pequeños
que iluminarán nuestros cuerpos
descansando juntos, en silencio.
Un beso, quizás un beso, recorra
el sendero sinuoso y dulce
de tu cintura que es el camino
que siguen mis manos con sus dedos.
Tu boca es un oasis de besos,
de sutiles suspiros y palabras
que quedan en mi memoria
más allá de todo tiempo.
Y si amanece que se quede el sol
entre las viejas nubes de lluvia
que bendecirán el suelo de los campos
repletos de flores y azahares nuevos.
Que regrese el ocaso bohemio
con sus naves de sueños a hacer puerto
en las costas muy calmas de la dicha
maravillosa de querernos.
martes, 3 de marzo de 2009
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