No pasa en verdad el tiempo,
somos todos nosotros quienes
vamos envejeciendo.
Es una ilusión, un instrumento,
que se hace real en los relojes
que marcan días pretéritos.
La nada después de la muerte
es un paso inevitable que daremos
en cualquier momento.
Muchos seres han escrito
quizás demasiados pensamientos
acerca de lo eterno.
Acerca de perdurar más allá
de lo que nos deparen los albures
siempre tan inciertos.
Yo prefiero el olvido
de quien fui o lo que he hecho,
quizás algún poema se rescate
en los espacios añejos.
O tan sólo una frase,
y nada más será necesario
porque no pienso volver
cuando me vaya muy lejos.
martes, 17 de marzo de 2009
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