Te miro a los ojos y callo,
tu boca dice pocas palabras,
tus manos delicadas.
Tu cara tiene esa magia
de darme toda la dulce paz
que conforta mi alma.
Al abrazarte me elevo
hasta lo más alto del cielo
casi donde viven los sueños.
Dónde todo es más bueno,
más alegría y una sonrisa
se dibuja como amaneceres
en mis labios todo el tiempo.
lunes, 27 de diciembre de 2010
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