Quiero volver a nuestra casa,
a esa casa donde todo era perfecto,
donde cada cuarto escondía un secreto;
el sol entraba por las grandes ventanas
a través de las cortinas tan blancas
que daban esa luz que aún recuerdo.
Respiro el dulce aroma en mi cama
del perfume de azahares siempre frescos
al dejarme llevar por los pensamientos
profundos donde la memoria permanece,
donde nunca pasa el duro tiempo.
Estás ahí, en la cálida cocina
donde preparabas el desayuno,
lugar de ese primer ansiado beso;
te miraba sintiendo que era todo
más que un maravilloso momento
donde se proyectaba el futuro nuestro.
Pero después nunca supe bien donde
perdimos el rumbo de todo sentimiento,
te fuiste una noche en alguna estrella
que se apagaba y caía desde el cielo
sin rumbo preciso, cenizas y fuego.
sábado, 18 de diciembre de 2010
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