No es cosa simple ser estrella
que cada noche brilla en el cielo
con una luz tan clara y bella.
Dar sustento a la inspiración
de tantos y tantos locos y poetas
que sueñan con amores eternos.
Tener mil nombres, ninguno cierto,
dar mil razones a las razones
de mirar muy alto en el cielo.
Estar en todos los lados
de las noches de los tiempos
de este mundo en este universo.
Ser un misterio siempre lejano,
desvelo de todos los astrónomos
que clasifican todo muy serios.
Dar calor desde tan lejos,
entre otras muchas estrellas,
en los otoños e inviernos.
Decir palabras ansiadas en versos,
mensajes de amor que recorren
los espacios infinitos del tiempo.
Ser una pequeña rosa, en un desierto,
cuyo aroma se esparce en el vacío
perpetuo de las galaxias de fuego.
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