Eres todas las mujeres
a lo largo de mi historia;
siento que te conozco
como conozco esta casa sola.
Como la palma de mi mano
que te ha dado caricias
desde antes de que me veas,
fijo, con esos ojos claros.
Tu boca son las bocas
de aquellos besos olvidados,
aquellos nombres que he dicho
y que el viento ha llevado.
Por eso no quiero perderte
porque nuevamente te he encontrado,
aquella mujer que en mis poemas,
poco a poco, fue llegando.
Como llega la luna llena
a reinar con, su luz, muy en lo alto;
así has venido el día menos pensado,
cuando el invierno dormía el sol lejano.
Cuando me sentía hundido en el abismo
de mis ilusiones y sueños quebrados;
le diste sentido a todo nuevamente,
renovaste mi universo de planetas urbanos.
Por eso, ahora eres una sola
la mujer que buscaba, la que amo;
la justa medida que nos da la poesía,
se encuentra en cada dulce caricia
de tus delicadas manos.
viernes, 25 de julio de 2008
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