Esta angustia cotidiana
es lo que queda en el alma
después de tantas horas pasadas
a tu lado mientras soñaba.
Mientras me sentía indestructible
como un universo con mil soles
y todos sus planetas menores
donde fuiste luna soberana.
Ahora sólo restan los días
oscuros, fríos y sin alma,
sin flores en las ventanas
de esta casa cerrada.
Ni siquiera una palabra
me queda de tanto que tenía,
será que, en definitiva, todo
era tuyo y no lo sabía.
4 comentarios:
Hola, un poema que llora en letras. Te dejo lo mejor cuando se marcho, te dejo los recuerdos, que aunque dolorosos, inspiran bellos poemas, como este, precioso al leer. Un beso, y cuidate.
Gracias por pasar.
Siempre queda algo, siempre.
Y de eso que queda, podemos tomar fuerza para comenzar otra vez!!!
Carños,
Lidia
Y si... de lo contrario, nos pasa el tiempo, la vida por encima.
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