No sé por qué volviste,
por qué saliste de la nada.
Un día cualquiera llamaste,
te perdoné todo y una vez más
puse mis ilusiones en tu mirada.
Busqué tu compañía y una sonrisa
que pensaba por siempre perdida
regresó a mi cara adormecida.
Pero ahora, después de todo,
te alejas sin decir nada,
te desvaneces en la distancia.
Vuelves a ser aquella que pensé
alguna vez eras y me equivocaba;
noto que nada cambia, no cambia nada.
Que las ilusiones son penadas
con dolores que calan el alma,
y no hay perdón posible que valga.
No hay esperanzas de que regrese
el mismo verano donde fue un beso
el signo del amor que me dabas.
sábado, 10 de octubre de 2009
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