No sé por qué volviste,
por qué saliste de la nada.
Un día cualquiera llamaste,
te perdoné todo y una vez más
puse mis ilusiones en tu mirada.
Busqué tu compañía y una sonrisa
que pensaba por siempre perdida
regresó a mi cara adormecida.
Pero ahora, después de todo,
te alejas sin decir nada,
te desvaneces en la distancia.
Vuelves a ser aquella que pensé
alguna vez eras y me equivocaba;
noto que nada cambia, no cambia nada.
Que las ilusiones son penadas
con dolores que calan el alma,
y no hay perdón posible que valga.
No hay esperanzas de que regrese
el mismo verano donde fue un beso
el signo del amor que me dabas.
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