Tengo ilusiones en el destino
que esta vez quizás obre a favor
mio rompiendo el oscuro sino
que determina mis días tan pobres.
Como si siempre fuera otoño
me encuentro entre hojas muertas;
una plaza desierta donde miro
los juegos donde nadie juega.
Pero tal vez sea esta flor pequeña,
y hermosa quien me de la promesa
del renacimiento de la poesía toda
en sus ojos, sus manos, su boca.
Lo dirá su voz o su silencio;
sabré si fue inútil o verdadera
esta historia que dictan las musas
furtivas que me aconsejan.
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