No soy nada más que palabras,
que un ser que no conoces,
un ente del otro lado, sin alma.
Un tonto que hace el papel de bueno
y que por cualquier cosa de este mundo,
sin importarte nada, me cambias.
Aquel que buscas cuando no queda nada
y le cuentas sus problemas con lágrimas
que siento y me desvelo por secarlas.
Pero luego sigues tu vida cotidiana,
lejos de mi, sin importarte siquiera
si algo alguna vez me pasa.
Así pasa siempre el tiempo, te alejas
como se aleja la luna cada mañana,
como se aleja mi alma cuando callas.
Por eso decido ahora, en este momento,
dejarte... ni siquiera puedo decir eso,
si nunca estuve cerca de tu pecho.
Si nunca fui más que un lugar vacío
donde descansabas de aquellos miedos
que fueron también los miedos míos.
Ni puedo decir que lucho por un espacio
que contigo he conseguido; no te darás cuenta.
nunca, que una tarde cualquiera me habré ido.
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