no eres una delicada flor,
eso simplemente aparentas.
Eres oscura tormenta
que arrebata la mansa paz
de quien se atreva a besarte.
Ni mariposa que aletea
en un muy largo viaje,
simplemente una piedra que cae.
Un alma que se despeña
al más hondo de los abismos
del que nadie puede rescatarte.
Al menos en este mundo,
quien sueñe con amarte
sufrirá tantos pesares
que dejará que partas un día
por la simple inercia que da
la cruda agonía de lidiar contigo
y con tu soledad irremediable.
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