Quisiera que vinieras
desde donde estás, muy lejos,
hasta mi vida, muy cerca.
No puedo alejarme de este mundo
pues pesan mucho las ataduras
que me aferran a este planeta.
Pero si vienes verás la belleza
de un amor que sabe de esperas,
de un cariño dulce y una estrella.
Pequeña ilusión añeja guardada
como un tesoro en las almenas
de mi humilde corazón de poeta.
Castillo sin luces pues entras
sonriendo para iluminar los espacios
cerrados de las emociones aquellas.
Un día, verás... un día cualquiera
romperé estas pesadas y frías cadenas
para levantar el vuelo bien alto.
Hasta el cielo donde siempre reinas,
ese paraíso que mis ilusiones sueñan,
ese lugar infinito donde sonrío y vivo
como nunca pude en esta tierra.
domingo, 17 de enero de 2010
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