Voy a recorrer el espacio vacío,
acaso la oscuridad y el frío;
alguna estrella quizás me deje
descansar en su luz al abrigo
de su fuego atómico encendido.
En una de las lunas más grandes
acamparé una tarde bajo los soles
y veré ese planeta donde orbitan
tantas lunas cercanas como distantes
en todos los universos conocidos.
Los cometas y los meteoritos enormes
son como los gorriones del infinito,
vagabundos errantes que recorren
sin sentido toda la materia negra
del firmamento que nadie ha visto.
El espacio y la materia, la nada,
la no materia, la relatividad del tiempo,
la masa infinita si se acelera como la luz
cayendo en la singularidad de una estrella
oscura que todo atrapa en su infierno.
Pero soy inmune a todo eso que se dice,
a todas esas teorías de como debe ser
la materia misma y la razón del universo;
no necesito nada más que salir temprano
con las aves cósmicas de mis sueños.
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