Dame tu mano
aunque no pueda tocarla,
aunque se desvanezca en la nada
y mis dedos rocen el aire
donde se deshace la niebla
que forma tu cuerpo esta mañana.
Tu sonrisa es el cielo,
tus palabras el canto nuevo
de las viejas aves que vuelven
de conocer el mundo cansadas
a hacer sus humildes nidos
para sus pichones tiernos.
Las flores lozanas aroman
el espacio donde casi puedo
verte frente mío y decirte
que no te olvido, no puedo,
pero tampoco puedo tenerte,
pues tampoco quieres hacerlo.
Porque he sido malo contigo,
como nunca pensé podría serlo;
la locura tiene muchos nombres
y en mi caso se decía cariño,
bajo ese signo destruyó todo,
acabó con todo lo bueno.
Te alejó de mi lado
con lágrimas en los ojos,
con las manos crispadas,
con el alma en pedazos,
con la sonrisa quebrada
y el corazón humillado.
Me dejó solitario,
pensando y pensando,
sintiendo que fracaso
queriendo reparar el daño
con mi silencio y distancia,
pues nada que decir queda.
Simplemente esperar que vuelvas
aunque sea como un fantasma,
que me perdona, me besa y espera,
como una palabra que reconforta
y deja que mi cuerpo perezca
entre la húmeda hierba
del jardín de tu ausencia.
domingo, 23 de mayo de 2010
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