La flecha está en su arco,
sólo tienes que tensar la cuerda,
que sea tu mejor tiro al pecho,
dispara sin piedad, no temas.
No habrá ninguna defensa,
está en alto la blanca bandera;
de rodillas espero la sentencia,
que se cumpla, que termine la guerra.
Que terminen estos días eternos
de esperar imposibles y que duela
darse cuenta que el dolor ha sido
la raíz de un amor sin conciencia.
Un amor que un día fue dulce
pero por momentos era una daga
que desgarraba el alma que sangraba
sobre todas las esperanzas nuestras.
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