Desde mi ventana
contemplo la lluvia,
las gotas dibujan en el vidrio
surcos cristalinos que se deslizan
lentamente.
Las nubes indiferentes,
grises y pesadas,
parecen pintadas
en un lienzo infinito.
Una brisa, un viento sopla despacio
llevando consigo a las gotas más pequeñas
que vuelan y se mezclan
con el paisaje somnoliento.
Y estás ahí... sonriendo
difusa en la lluvia.
Pareces un fantasma
que no conoce el tiempo
las horas, los años
no te han dejado lejos.
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