Esperando, siempre viendo por la ventana,
quizás con la esperanza de verte llegar
como si te hubieras ido en la mañana.
Sonriendo sin esa carga de palabras
que me dejaste escritas y se repiten
en mi cabeza como afiladas dagas.
Que desgarran las ilusiones, los sueños,
cada uno de mis intentos por renovar
este universo que se ha vuelto un infierno.
Una sucesión infinita de días de rutina,
sabiendo que estás y estarás siempre lejos;
culpa, perpetuamente lo es y será, toda mía.
Como negar que te quise, como olvidarme
que aún te sigo amando y no concibo
que estemos así, tan distantes.
Pero ha sido así en esta vida,
alguna vez, quizás, consiga el milagro
de lograr algo más que tu partida.
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