Deja que muera esta noche
como la luz ante las tinieblas,
como el dulce verano
cuando el invierno llega.
Como la luna en un eclipse
ante la sombra de la tierra,
como las horas en los relojes
que ya nadie da cuerda.
Deja que muera y olvide
que estás en alguna parte,
que podría encontrarte
y de tu olvido darme cuenta.
Después de todo es apenas
librar lo poco que resta
de este corazón que lamenta,
cada día, tu ausencia.
No tengo vida hace tiempo,
desde antes de que te fueras
había muerto de pena mi alma
ante tanta indiferencia.
miércoles, 2 de abril de 2008
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