I
Somos una mancha en la pared de este mundo,
una hora perdida de este tiempo: poetas.
Morimos en silencio porque nunca pudimos
soportar este universo frío basado en el dinero,
en la compra y venta de todo, incluso
algunos falsos sentimientos.
Soñadores incorregibles, que creen que el amor,
ese único y maravilloso sentimiento, se halla
cifrado en unos ojos fijos mirando los nuestros,
o en unas cálidas manos, en un precioso beso.
La medida de esta vida es el amor
que damos y merecemos.
II
La verdadera felicidad de este mundo radica
apenas en un segundo que se hará eterno si sabemos
atesorar cada uno de nuestros recuerdos, nunca
estaremos solos, nunca más sufriremos si llevamos
encendida la esperanza en nuestras palabras
que serán libres en el viento.
III
Porque es amor lo que siento, no te dejaré,
lejos buscaré otra manera de estar a tu lado,
de rescatarte del color gris del cemento,
del asfalto oscuro, un cielo sin aves, incierto;
aunque quizás, si quieres, ven conmigo,
será cuestión de quererlo.
Si ese es tu deseo date prisa
ahora mismo, deja de lado el miedo, huye
que no duele marcharse cuando nos queremos.
Partir muy lejos no cambiará este mundo
pero rescatará lo nuestro de las garras
infames de este desierto.
IV
Si te quedas, si prefieres esperarme,
sabes muy bien que te quiero pero no puedo
darte nada más que mis versos, un poeta
es inútil para aquellos que miden a los hombres
por lo que producen laboralmente, no importa
si son malos o buenos.
De mi parte simplemente consiste
en darse cuenta que más allá de mi horizonte
se esconde una luna distante, muy leve,
con una luz que nunca podrá iluminar
todo lo que vales, lo que mereces,
verte así sería triste.
Por eso... ten este poema, tómalo
como mi testamento, deberán saber todos
que un día se vendrá abajo este universo,
lo que creen es mentira y lastima a quienes
no pueden, no coinciden con sus preceptos.
Sólo el amor nos hace eternos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario