No fallan las palabras
cuando con discreción se guardan,
ni las miradas espejos, dicen, del alma.
Por eso el beso aquel que no esperabas,
por eso el silencio que inundó la casa,
se llenó de anhelos bajo una luz muy clara.
Más allá de todo lo dicho, más allá
de lo que uno imaginara la verdad, a veces,
queda cifrada en gestos no en frases armadas.
Aunque quizás no haya sido la mejor idea
acercarme de esa manera, en verdad te quiero
y no pretendo perderte al alba.
Como la luna que se escapa difusa a lo lejos,
se pierde de vista en la nada infinita
de un inmenso cielo que se aclara.
Pero regresa cada noche aunque sea un atisbo
de lunas quebradas, pronto legará a ser llena,
luna completa que iluminará pasos en la madrugada.
Y esa noche fue la noche para decirte lo que siento,
no con palabras, si no con hechos, con el simple gesto,
sublime y sincero de un beso que nació hace tiempo
bajo tu sonrisa en enero.
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